Jóvenes “ni-ni” también quieren ser escuchados

La crisis generada por la pandemia de COVID-19 aumentó los obstáculos de la juventud que ni estudia ni trabaja y que corresponde al 25 % de la población colombiana (12 millones de jóvenes). El drama de los jóvenes menores de 30 años también forma parte del grito polifónico que por estas semanas retumba en las calles y plazas del país.

Por eso, durante la apertura de los Diálogos Convergentes, el estudiante Ronald Felipe Vargas, representante estudiantil ante el Consejo Superior Universitario (CSU) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirmó que “los estudiantes hemos sido protagonistas históricos del movimiento social del país, en especial durante la última década”.

Agregó que “sin embargo, en la actual coyuntura cuando nos referimos a la juventud, ya no hacemos referencia únicamente a la población universitaria que ha tenido el privilegio de acceder a la educación superior, pues existe una juventud más allá de los campus, de las aulas, que también está alzando la voz en un momento crucial”.

Al respecto, la estudiante Angélica Guerrero, de la Facultad de Artes de la UNAL, señaló que “la situación crítica que afronta el país también golpea a los jóvenes. Entre los aspectos más urgentes está el acceso a la educación, pues de cada 100 niños que ingresan a primaria sólo 44 se gradúan como bachilleres, y de estos solo 22 acceden a la educación superior y apenas 11 consiguen finalizar sus carreras, los otros terminan desertando”.

Los jóvenes que no pueden estudiar terminan engrosando las listas de desempleo o de la informalidad laboral. Cifras del DANE muestran que en el país más de 1,5 millones de jóvenes menores de 30 años están desempleados.