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Millonarios rusos y americanos pagaban por cazar humanos en Sarajevo

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Durante el cerco de Sarajevo (1992-1995) millonarios occidentales y rusos pagaron -supuestamente- a militares serbobosnios por disparar contra civiles desde sus posiciones en las colinas de la ciudad, un «safari» en el que las piezas de caza eran humanas.

Esto es lo que sostiene el documental «Sarajevo Safari «, del director esloveno Miran Zupancic, estrenado en el Al Jazeera Balkans Documentary Film Festival de la capital bosnia.

El cineasta ha trabajado para tratar de arrojar luz sobre el rumor del «turismo de francotiradores» que persiste desde hace décadas, pero que nunca se ha podido corroborar, por lo que el documental ofrece tantos interrogantes como respuestas sobre esa supuesta práctica.

«Sarajevo Safari» sostiene que los «cazadores» eran millonarios -no identificados- de Estados Unidos, Canadá, Rusia e Italia, que viajaban primero a Belgrado, la capital de Serbia, para ser luego trasladados a Bosnia en helicópteros del Ejército yugoslavo o por carreteras controladas por las fuerzas serbobosnias.

Como en cualquier safari, había piezas más caras. En este «el precio era mayor si el objetivo era un niño», según relata uno de los testigos. El documental no menciona tarifas pero asegura que eran sumas enormes.

Ese testigo, cuyo rostro no se muestra y cuya identidad no se desvela, asegura que trabajó en el pasado como agente secreto para Yugoslavia y Estados Unidos. Afirma haber presenciado al menos siete asesinatos por parte de estos francotiradores.

La capital bosnia está en un valle rodeado de colinas, desde las que la artillería serbobosnia bombardeó y los francotiradores hostigaron a sus habitantes durante los 1.425 días que duró el asedio.

Zupancic, un documentalista y guionista con una larga carrera a sus espaldas, explica que decidió investigar este rumor porque representaba «un reto profesional y ético excepcional», que trastocaba su «percepción del mundo y planteaba cuestiones a un nivel nuevo, perturbador y desagradable».

Algunos medios serbios y serbobosnios han presentado el documental como mera propaganda antiserbia, aunque Zupancic defiende la validez de sus testimonios y niega que quiera «satanizar» a los serbios.

«Hemos grabado testimonios de gente a la que creemos. Cada persona que vea el documental decidirá si puede creerlo o no», subraya.

Al principio consideró que le resultaría fácil desmontar los rumores sobre el «safari», pero el testimonio de los testigos le resultó convincente y resistió todas sus verificaciones.

Otro testigo es Edin Subasic, un antiguo analista del Ejército de Bosnia-Herzegovina, quien asegura que escuchó hablar de los safaris humanos durante el interrogatorio a un prisionero de guerra, que le contó que unos italianos habían pagado para disparar contra los civiles en la ciudad.


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